A DONDE EL CIELO TE LLAME
( A Miguel Hernández y a Pascual López Sánchez)
Ya no pareces nada.
Se ha esfumado tu corazón de plumas
en el registro sofocado de mis versos
y tú, que comías del más alto y bello árbol,
desde tu mano a tu conciencia
eres hoy el alimento de mis raíces cotidianas.
Todo silencioso en estas anchas ausencias de ti
mientras tú te vas acrecentando
en la nada de mi nada.
en la penumbra de mi todo
en la esquina aquella de mi mirada
que te perseguía de tan cercana y ausente.
Pero la espada de fuego ha partido tu vuelo en dos,
sin darte tregua ni defensa en tu batalla
me has manchado de penas el corazón y la calma
para que sea yo el cementerio de estrellas
donde tus ojos brillan, donde tu terciopelo rebrota,
donde se regeneran tus alas
Regresando de nuevo a sembrar tu huerto cualquier día
volverás cantando más alegre a tu higuera en la mañana
retornarás al cielo de mi alma solitaria, amante y triste
al cielo mío que alto y claro siempre siempre te llama…
¡Miguel… Miguel… Miguel!…
que el andamio de mis flores está triste y se marchita
que las guitarras sin las cintas de tu amor ya no braman
que el labrador de más aire de tan puro murió de pura pena
que el limonero amarga de tan amargos azahares y limones
que los astros, amapolas, cinchas, albahacas
torres de bravura y hasta tus penas circundantes
se marcharon de vendimia con las cabras y las lunas
reagrupando tu sangre con tu llanto y las escarchas
que los aires del pueblo cantarines hoy arrastran
a un perito en lunas, a un poeta y a un cabrero
que las voces del pueblo tu nombre han pronunciado
que regreses a casa que te están esperando a cientos
que te vengas a soplar tus cien velitas de cumpleaños
compañerito del alma…compañero.
POR QUÉ ME LLAMAS
QUÉ...QUÉ...QUÉ
Por qué me llamas mujer con esas voces
acaso no distingues mi mano en tu hombro?
Soy yo, Miguel
procedo de cualquier lugar y de tu alma.
Soy yo, hambriento por terminar mis primaveras
sediento por dejar huellas en tanto mar.
Soy yo, frenético que esculpo día y noche
en las costillas de tu verbo y me despliego.
Te voy llamando
Rosa, Rosa, Rosa , tú me haces libre.
Y vivo, vivo, vivo
porque jamás he muerto, en ti
yo sigo vivo.
Rossana Arellano
Y AHORA...¿QUÉ PUEDO DECIR...?
Es la madrugada cuando tus palabras
son la luz y no la escarcha.
Y mi escalofrío, humilde y sencillo,
viene de compartir
con mi hermano Miguel
tus versos.
No, no me importa que lo beses a él primero :
Que resucites sus cadencias,
que te bañes con su cancionero,
que te levantes con su pueblo,
que dormites con su nana
y que llores con su cementerio...
-que son su cenizas derramadas-.
Me importa que me des su mano
y me hagas, humildemente ,
su hermano pequeño.
Esta mañana ya ha salido el sol.
Y se me ha escapado
... un poco...
de
llanto.
Pascual López Sánchez
GRACIAS POETAS HERMANOS
DE PARTE DE MIGUEL
Y MÍA
. por Rosa Iglesias el Miér Nov 25, 2009 9:14 pm
Poema escrito en ENERO del 2009
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